domingo, 25 de mayo de 2008

Videojuegos

La semana pasada, leí en la prensa un pequeño artículo que hablaba sobre el mundo de los videojuegos. Una vez más, se hacía hincapié en la enorme cantidad de violencia que salvaguardaban este tipo de juegos de última generación y tan atractivos para el público infantil y adolescente.

Desde luego, no pongo en duda esta cuestión, aunque no comparto en absoluto la base problemática que ahí se expone y que tantas veces he escuchado en multitud de lugares. Es cierto que en muchos videojuegos, el objetivo marcado del propio juego, se alcanza a través estrategias y tácticas altamente violentas. También se da cabida a este tipo de acciones en el cine e incluso en otros géneros de ficción televisivos como series.

Pero también, la vertiente más informativa se hace eco de la violencia. Está claro que en multitud de ocasiones se busca el más puro sensacionalismo, pero es indiferente, la base es la misma. Lo que pretendo decir, es que la violencia abunda en la ficción ociosa, pero que a su vez, se desborda en una realidad multicotidiana.

Yo creo que la solución no está en prohibir a nuestros hijos el hecho de ver una determinada película o en esconderle la consola. La clave está en trabajar la forma de hacer que ellos por sí mismos, sean capaces de distinguir lo que es ficción y lo que es realidad, y esa labor es de los padres.

Pienso que las cosas no son dañinas por sí solas, sino que todo depende del uso que hagamos de ellas.

No hay comentarios: