domingo, 11 de mayo de 2008

Tú, mi final...

Deseo abrir la cerradura de este caparazón que me vino impuesto desde el primer día de vida… Ayúdame a abrirlo, y pasa tú primero, echa un curioso vistazo a mis más preciados recuerdos, a mi más pura realidad, a mis más ansiados deseos, a mis miedos más temerosos.

Nada de eso está archivado, ordenado ni “catalogado”. No quiero que nadie lo busque, que nadie lo encuentre, a no ser que seas tú…

Porque mi historia aunque tranquila, aunque limpia, está llena de saltos de página, algunos de ellos con hojas en blanco, otras difuminadas y otras emborronadas.

Tú eres la tinta perfecta a mi pluma, de color azul, detonante de serenidad, de compostura , de horizonte… Perfecta para dotar a mis letras del contorno perfecto, de la curvatura más sensual, del significado más preciado, más nítido, más real…

No sé muy bien dónde empezó mi historia, (o ni siquiera quiero saberlo), pero de lo único que estoy segura es que deseo que mi final seas tú, que las aguas de mis ilusiones desemboquen el cauce tu inmenso corazón.

Y que mi historia se publique, se catalogue, se ordene, se preste y sea la envidia del mundo mundial por ser la autora y la afortunada de un final feliz.

No necesito venderla, tenerte ya sería una riqueza incalculable, y espero eterna…

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