jueves, 5 de febrero de 2009

Episodio resuelto

Parece ser que el absurdo episodio que vivimos Peace y yo el domingo ha quedado definitivamente resuelto. Ayer mi pequeñina libraba (yo no) y le propuse un plan que aceptó sin pensárselo.

Me dijo que llegaría a mi casa sobre las 17:00 horas. Eran las 18:30 y aún no estaba aquí, pero es que por si fuera poco, la niña estaba sin batería en el móvil (ya me avisó por la mañana de que se le apagaría y así fue). Llegados a tal punto, yo estaba en mi casa con una mezcla de sensaciones francamente indescriptibles: Mosqueo, rabia, y preocupación por si le había pasado algo por la carretera.

Ding-dong? Sonó de repente el timbre del portal. Y ahí estaba ella (la vi por la pantallita del fonoporta). Solté un suspiro, pero a su vez decidí hacerme un poco la dura.

Cuando viene a casa, normalmente abro la puerta y la espero allí mientras sube las escaleras. Ayer, por cabezonería, dejé la puerta entrecerrada y la esperé en mi estudio, frente al ordenador, como haciéndome la interesante (leyendo un mail del trabajo que ya había leído antes, jejeje).

Y de repente, una vez más rompió mis esquemas (tiene ese don), porque cuando entró en la habitación me di cuenta de que iba cargada de bolsas con cosas envueltas en papel de regalo dentro…

No me dio tiempo a reaccionar cuando me dijo: “Te traigo regalitos, pero los abriremos luego. Ahora tenemos que marcharnos o se nos hará tarde”. Y es que FUIMOS AL CINE!

Y lo escribo en mayúsculas porque a ella no le gusta nada ir al cine. No es que no le guste ver pelis, pero ir al cine como que no… Y allí estuvo, sonriente y risueña, súper atenta al film. Luego me la llevé a una pizzería italiana un tanto pija que me habían comentado que estaba muy bien. Una ensalada de canónigos, cherry y champiñones exquisita, una cazuela de queso fundido con tomate, y una pizza mediana vegetal….Vamos, que nos pusimos las botas, pero ella se lo merecía…

Después vuelta a casa, entre risas y bromas (ambas estábamos muy ingeniosas anoche) y hora de regalitos… Lo primero que me dio fue una pequeña bolsa de viaje Lois, súper chula, que deduje era para llevarme mis cositas cuando fuese a su casa, luego una mantita, súper grande, súper suave, para arroparnos bien cuando estemos en mi casa en el sofá, y por último, un juego de tetera con tazas de porcelana súper bonito (eso para que le haga un buen té, claro, jajaja).

La cuestión es que dormimos súper juntitas, súper a gusto y que nos ha dado mucha penita separarnos hoy para ir a nuestros respectivos trabajos. Pero el día, ha estado lleno de llamadas y de mails de anhelos y a su vez de proyectos que ya os contaré.

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