Contenta

Bueno, tal y como suele decirse, después de la tormenta siempre llega la calma. Peace y yo hemos arreglado las cosas, aunque eso no quita que estos días se me esté haciendo un poco la durita (pura chulería).

Tras haberme ido tan repentinamente el domingo de su casa y dejarla sola, sintiéndome un poco mal por ello (aunque sigo pensando que fue lo mejor), ayer lunes,ya casi cuando era la hora de comer la llamé desde el trabajo.

-Peace: ¿Si?
-Mussa: Hola cariño, ¿qué tal?
-Peace: De cine.
-Mussa: ¡Vaya! ¡Mira que me alegro!
-Peace: Es pura ironía hija mía...
-Mussa: Ah!...Bueno, una cosita...¿Comes en tu casa?
-Peace: Sí, como en casa.
-Mussa: ¿Pasas a recogerme y me invitas a comer?
-Peace: (Intentando ocultar su algería)Mmmmm, claro... Puedo hacer unos emperadores a la plancha.
-Mussa: Perfecto.

Y allí terminamos, comiendo en su casa, recibiendo alguna pulladita por su parte, pero en el fondo, serenas, tranquilas y contentas de estar juntas.

Y hoy, hemos tenido un momento de esos rollo pareja total. Mi madre, me dio ayer un tupper con garbanzos para que me los comiese hoy, pero como hace poco mi chica probó una cucharadita de otro de mis tuppers de esta maravillosa legumbre y le encantaron, pues anoche le propuse que se viniese a la universidad a comer conmigo, ella se comía mis garbanzos y yo me cocinaba otra cosa (arroz blanco con pimiento verde y gambitas).Y así ha sido, y a pesar de que le había dolido un poco la tripita por la mañana, se los ha comido todos! y os aseguro que mi madre había puesto muchos, muchísimos!Jejeje. Lo mejor de todo, es que esta criatura cada día está más delgada, qué suerte tiene con todo lo que zampa!

Por otro lado, no puedo terminar este post sin hacer alusión a la Mágica Noche de San Juan. Es curioso, durante los últimos ocho años, tan sólo habré podido acercarme a este festejo en un par de ocasiones, ya que siempre coincidía el hecho de que al día siguiente tenía algún exámen, cuestión que me jorobaba mucho. Hoy que puedo (a pesar de que mañana he de madrugar un pelín), no me apetece ir. Supongo que antes me movía la necesidad de pedir algún deseo. Pero hoy, aunque no lo tengo todo (nadie lo tiene), puedo decir, puedo gritar, que tengo mucho. No quiero más, sólo deseo conservar aquello que tengo, y eso, no es cuestión de suerte, ni de azar,ni de milagros, sino de mí misma, de ser capaz de cuidarlo lo mejor posible.