Finde agotador

El finde-puente ha resultado agotador, pero lo cierto es que ha valido la pena.

Todo empezó el viernes por la mañana. Una servidora cogió los trastos y se subió al tren con destino a casa de Peace. De allí, ambas nos fuímos en su coche al apartamento de sus padres en la playa, ya que "C" la mejor amiga de Peace, su esposo "M" y su bebé de tres meses venían desde Madrid (donde viven) e iban a alojarse allí. Yo pegué un paseo por las calas mientras mi chica preparaba la comida. Tras ésta un poco de sofá y tele. Pronto llegaron los invitados y vimos a un niño precioso. Nosotras lo conocimos cuando tenía una semana, ya que fuimos a Madrid en julio, pero el paso de los meses se hace notar.

Los cinco, nos dimos una enorme caminata por el paseo marítimo, disfrutando del peque y del aire puro de aquél lugar. El caso es que se nos hizo la hora de cenar, así que terminamos cenando en un restaurante italiano bastante pijo. Comida deliciosa y una buena botella de vino tinto que nos bebimos entre "M" y yo.

Una vez nos despedimos de nuestros invitados (Peace y yo volvíamos a su casa) le pedí a mi chica que me llevase a tomar una cerveza a algún pub de ambiente y así lo hizo, salimos pero tampoco desfasamos.

El sábado, después de comer tranquilamente en casa de Peace, me vine unas horas a mi pueblo ya que tenía unas cosas pendientes. Después regresé a casa de mi novia, de noche y en coche, (cuestión que le sorprendió ya que yo soy un poco miedica conduciendo). Cenamos también en casa y después, salimos con nuestro amigo "J". Primero a un pub de ambiente y luego a una discoteca. El caso es que yo, cervecera de pura raza, cambió las cervezas por los gin-tonics, así que terminé con una borrachera de historia. Teniáis que haber visto a Peace aguantándome en la cama, primero me daba por llorar, luego por reirme, hablaba sola y sin sentido. Apenas dejé a la pobre dormir, jejeje, pero me cuidó muy bien.

A la mañana siguiente, ya domingo y aguantando mi resacón volvimos a quedar con los amigos de Madrid de Peace. Quedamos a comer en un restaurante próximo al mar, donde además de unos entrantes degustamos una exquisita paella. Tras un poco de sobremesa, decidimos entrar en la arena, estirar un par de toallas y disfrutar de la tarde tan buena que hacía. Y ya no sé si disfrutó más el niño o nosotros. Regresamos tarde a casa, cenamos en plan light y vimos tele.

Esta mañana, a pesar de ser fiesta nacional, Peace trabajaba, así que he cogido mi cochecito y he vuelto a casa y por el camino pensaba en la plenitud, en la calma, en la paz, en la serenidad y en la felicidad que siento al hacer cosas con Peace. Es lo más!

Mañana de nuevo rutina... Buen comienzo de semana!